martes, 8 de febrero de 2011

La guerra se desarrolló inicialmente con el objetivo de los sublevados de conquistar Madrid, donde se produjeron las batallas del Jarama, Guadalajara y Brunete. Pero ante la imposibilidad de conseguirlo la guerra se trasladó a: el norte de España cayó en manos de Franco en 1937 y a principios de 1938 tras la batalla de Teruel los Nacionales aislaron Cataluña. Los republicanos trataron de contraatacar en verano de 1938 en el Ebro, donde se produjo la batalla más dura de la guerra, que supuso el fin para los republicanos, ya que tras ella, en el invierno de 1938 Cataluña fue conquistada y la derrota republicana era clara, así se produjo el 1 de abril de 1939.
 Los primeros días del llamado Alzamiento Nacional fueron muy brutales. Se asesinaba sin juicio y se abandonaban los cadáveres (sindicalistas, religiosos, políticos, personas destacadas de cada bando, etc.) en las cunetas de carreteras y cementerios, pero aún peor es que esta situación se amplió a las zonas que cambiaron de manos durante la guerra. Uno de los paseillos más conocidos de esta represión fue el fusilamiento de Federico García Lorca en Granada a manos de los falangistas.

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